Efecto de las pantallas en el sueño

Las pantallas de los aparatos electrónicos desprenden mucha cantidad de luz azul. Esta luz tiene importantes repercusiones tanto en los niños como en los adultos.

Datos


En 2012 comenzaron ya a estudiarse las importantes repercusiones en la salud de los niños de una exposición prolongada a pantallas de TV, móviles, tablets u otros aparatos tecnológicos.

A partir de los diferentes estudios practicados, se ha comprobado que una exposición diaria mayor de 3 horas a estos dispositivos está relacionada con una mayor predisposición de obesidad infantil, alteraciones en el neurodesarrollo y problemas de sueño, entre otros. Sin embargo, sólo 1/3 de las familias cumplen con las recomendaciones internacionales de limitar esta exposición a menos de 2 horas diarias. Frente a dicha nociva exposición tecnológica, la exposición a la luz natural es esencial entre otras cosas para:

  • La visión de los colores
  • El mantenimiento del reloj biológico
  • El desencadenamiento de procesos fisiológicos
  • El desarrollo de la visión

Ciclo sueño-vigilia


Llamativamente, una de las funciones no visuales del ojo consiste en la regulación del ciclo circadiano, el cual induce a nuestro cerebro a percibir el paso del tiempo y distinguir entre el día y la noche. Muchos de los sistemas que en nuestro cuerpo se llevan a cabo se regulan en relación con estos ciclos, desplegándose según el punto del día en que nos encontremos. Uno de esos sistemas es el ciclo de sueño-vigilia.

Por este procedimiento, las células de la retina perciben nuestro entorno y mandan la información al cerebro acerca de si es de día o es de noche. En función de tal información, el cerebro segrega una serie de hormonas que nos ayudan a dormir o, por el contrario, nos mantienen activos. Algunas de estas hormonas son:

  • Melatonina. Esta es la hormona encargada de inducir el sueño. Se ve muy afectada por la exposición a las pantallas y su luz azul, las cuales disminuyen su producción. Esto se traduce en dificultad para conciliar el sueño y alteración de los ritmos circadianos
  • Hormona del crecimiento. Esta hormona tiene especial importancia en el propio crecimiento físico, pero además, participa en otras funciones como el desarrollo cognitivo
    • Se segrega durante las fases de sueño profundo. La exposición a la luz azul de las pantallas afecta claramente a esta fase del sueño, por lo que su producción se ve disminuida
    • Si esta hormona disminuye, aumenta el tejido celular subcutáneo y consecuentemente las cifras de colesterol y triglicéridos
  • Lectina y grelina. La primera produce saciedad, y la segunda, por el contrario, aumenta el apetito. Asimismo, estas participan en otras funciones como la memoria, el aprendizaje y la conducta
    • Una disminución de las horas de sueño, disminuye la lectina y aumenta la grelina, lo que se traduce en un aumento del apetito sin sensación de saciedad
    • Se ha probado que los niños menores de 5 años que duermen menos de 12 horas en la noche, tienen aumentado el riesgo de obesidad infantil

Neurodesarrollo


Un sueño de calidad es fundamental para un buen desarrollo intelectual y emocional de los peques. Durante el sueño:

  • Se repara el organismo de la actividad diaria
  • Se expande el cerebro: los desechos salen entre las neuronas y se pueden eliminar
  • Aumentan las conexiones neuronales, lo que mejora la memoria a corto plazo

En el ámbito del neurodesarrollo, se ha demostrado científicamente que el uso prolongado de pantallas puede dar lugar a:

  • La alteración de la materia blanca del cerebro, lo que produce perturbaciones en el lenguaje y en las habilidades de alfabetización
  • El aumento del riesgo de TDAH. Según los expertos, el uso de estos dispositivos más de 2 horas diarias multiplica por 8 el riesgo de sufrir TDAH
  • Problemas de dependencia emocional a las pantallas, en la medida en que, durante su exposición se libera dopamina
  • Problemas de autocontrol. Cuanto menos edad tiene el peque, mayor dificultad para regular sus emociones y tolerar la frustración
  • Dificultad para la convivencia y la interacción con otros niños
  • Problemas propios de la vista:
    • Aumento de la inflamación y sequedad del ojo.
    • Aumento de la miopía, en directa proporción al tiempo de exposición.
    • Estrabismo (cuando hay predisposición a padecerlo). Es imprescindible nunca exponerles a estos aparatos a menos de 30 cm de distancia.

Recomendaciones


La Asociación Americana de Pediatría se ha pronunciado acerca de este tema, apuntando sobre todo a la regulación del tiempo de exposición a estos dispositivos. Algunas de sus recomendaciones han sido las desarrolladas a continuación.

Con respecto a las edades y tiempo de exposición se sugiere que:

  • Los menores de 2 años no han de tener ningún contacto
  • Los niños de 2 a 5 años pueden consumir 1 hora al día como máximo
  • Los peques mayores de 5 años pueden consumir hasta 2 horas al día como máximo

Podemos apuntar que no es necesario prohibir los dispositivos, sino enseñar un adecuado uso de ellos dando un buen ejemplo. Dentro de este buen uso de los dispositivos se encuentra evitar su utilización como pacificador emocional así como vigilar el contenido al que están expuestos.

Precisamente en esta era digital es fundamental tratar de acompañar a nuestros hijos, ofreciéndoles un tiempo de calidad en compañía de los padres. Al fin y al cabo, los niños aprenden de experiencias reales, lo que hace del acompañamiento parental un factor clave. Según datos científicos, los niños no expuestos a estos dispositivos tienen mayores conexiones neuronales.

Con respecto a la noche, es recomendable no usar ningún dispositivo electrónico 1 – 2 horas antes de dormir. En caso de no poder ejecutar tal horario, es conveniente atenuar la luz de la pantalla, no obstante, esta medida sigue generando actividad cerebral de vigilia.

Los filtros dan una falsa seguridad y no hay evidencia de su utilidad.

Es importante poner reglas y límites respecto al uso de los dispositivos, y en caso de uso, tratar de hacerlo con luz natural de ambiente y una distancia de al menos 30 cm de ellos. Además, tales prácticas han de desarrollarse usando la regla del 20 – 20 – 20 (por cada 20 minutos, descansar la vista al menos 20 segundos y mirar al menos al 20 pies (6 metros) de distancia).

niño viendo pantalla de TV

Conclusiones

En resumen, existe un exceso del uso de pantallas en todas las edades, que se ha visto además incrementado durante la pandemia y el confinamiento.

Las pantallas contienen luz azul que simula la exposición natural y afecta al reloj biológico.

Hay evidencia de que la exposición a las pantallas altera el ciclo de sueño – vigilia. Esta alteración a los ritmos circadianos tiene importantes repercusiones a corto, medio y largo plazo en la salud y desarrollo de nuestros peques.

Los efectos nocivos que tienen los dispositivos electrónicos para nuestros peques están claramente relacionados con el tiempo de exposición a estos.

Las consecuencias en el neurodesarrollo y en la salud ocular, así como en la conciliación de un sueño de calidad, son tres de los principales efectos que tiene el uso continuado a las pantallas.


Emma Salado, coach sueño bebé

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