9 motivos por los que a tu peque le cuesta dormirse en las siestas
¿Tu peque monta un drama cada vez que intentas dormirle la siesta? ¿No detectas sus señales de sueño nunca? ¿Se pasa el día irritable y cansado?
La importancia de las siestas
La hora de la siesta es uno de los momentos del día más esperados para los padres. No obstante, este puede convertirse en un quebradero de cabeza si no tenemos esta situación totalmente dominada.
El sueño diurno es realmente importante en los niños ya que sus necesidades de sueño son tan altas que es imposible que puedan dormir tantas horas seguidas y mantenerse periodos de tiempo muy largo despiertos.
El sueño diurno es realmente importante en los niños. En la medida en que sus necesidades de sueño son tan altas, es imposible que puedan cubrir dichas necesidades únicamente en la noche. Por ello, necesitan hacer periodos de sueño en el día y no superar grandes periodos de vigilia.
Durante las siestas, el organismo se repara y se fijan los aprendizajes. Es por ello por lo que es conveniente conseguir un verdadero sueño reparador en ellas. Además, cuando el sueño en el día no funciona adecuadamente, este automáticamente afectará al sueño en la noche, favoreciendo los despertares nocturnos, desvelos y despertares tempranos.
¿Por qué a mi peque le cuesta dormirse en las siestas?
A continuación, veremos los motivos más frecuentes por los que un peque puede luchar para no dormir siesta a partir de los 6 meses. Con todo, recuerda que hasta los 5-6 meses es frecuente y normal que las siestas no sean regulares.
Falta de horarios estables
Los niños necesitan constancia y coherencia en sus horarios de sueño.
Idealmente, a partir de los 5-6 meses, un peque debe tener una hora fija de acostarse y despertarse, y unos horarios aproximados de dormir sus siestas. De este modo, el cuerpo se acostumbra a tener todos los días unas ventanas de sueño estables y se favorecen la producción de estas señales de sueño cuando se acerque la hora de estas siestas.
Un peque que cada día se despierta a deshora, no tiene un ritmo constante en sus horarios y se acuesta tarde —perdiendo así su pico de melatonina—, luchará el momento de conciliar el sueño tanto de día como de noche.
No está los suficientemente cansado
Quizás las ventanas de sueño están siendo demasiado cortas y aún no ha dado signos de sueño.
Es preferible mirar más al peque que al reloj, guiándonos por sus señales de cansancio. Si vuestro peque tiene un horario regular de despertarse y este suele coincidir aproximadamente a la misma hora todos los días, este te mostrará dichas señales cuando llegue el momento.
También es importante buscar tiempo de juego y ejercicio para liberar toda la energía y cansarles. La exposición a la luz solar, el tiempo de juego en suelo en los más bebés y el ejercicio físico por las mañanas en los más mayores, son factores esenciales para llegar al momento de la siesta cansados y tener interés por ella.
Está excesivamente cansado
Es posible encontrarnos en el caso contrario, por el cual las ventanas de sueño se han hecho excesivamente largas y nuestro peque ha llegado a las mismas sobrecansado.
Cuando un bebé da signos de sueño y, por algún motivo, no hay un ambiente adecuado de sueño, su cuerpo automáticamente genera cortisol. El cortisol es la hormona encargada de mantenernos despiertos. Producido este, el cerebro identifica que este no es un buen momento para dormir y termina sintetizándolo para mantener al peque despierto.
Así pues, el cortisol dificultará mucho la conciliación del sueño y nos dotará de un peque que, aunque lleve demasiadas horas despierto, tiene todavía demasiada energía que liberar antes de conseguir dormirse.
Falta de rutina
Una rutina previa a dormirse que le indique que viene la hora de descansar le ayudará a identificar mejor el momento y a bajar las revoluciones que haya subido jugando durante su periodo de vigilia.
La falta de esta rutina, nos lleva a intentar que se duerma demasiado rápido sin haberle dado la oportunidad de relajarse previamente, lo que suele frustrar y enfadar mucho a nuestro bebé.
Una buena rutina pre-siesta no debe durar más de 5 minutos. Un buen ejemplo de ella puede ser el siguiente:
- Llevar al peque a la habitación
- Bajar las persianas
- Encender música relajante o ruido orgánico
- Cambiarle el pañal
- Cantar una canción mientras le meces y le abrazas
- Darle caricias en la espalda durante unos minutos cuando ya esté recostado
Falta de ambiente
Lo ideal es un ambiente relajado y seguro para el bebé. En un bebé mayor de 4 meses, la habitación y su cuna suelen ser el lugar ideal para que este duerma la mayoría de sus siestas. Teniendo en cuenta esta ubicación, es aconsejable:
- Que haya oscuridad total o la máxima oscuridad posible
- Que el ambiente sea silencioso, lo que se puede lograr conectando algún tipo de música que amortigüe el resto de ruidos ambientales
- Que la habitación esté recogida, sin demasiados juguetes y estímulos alrededor
No es estrictamente necesario hacer todas las siestas así. Si tu peque concilia bien en el carro o en el coche, podemos hacer coincidir alguna siesta con estos momentos de traslado. Pero si es un peque que le cuesta mucho dormirse, un ambiente de sueño ideal lo ayudará significativamente.
Tiene hambre
Sus horarios de sueño y comida están desequilibrados y llega al momento de dormir con hambre.
No hace el número de siestas adecuado
Hay peques que hacen un gran número de siestas muy cortas durante el día y otros que hacen pocas siestas, aunque sean de duración adecuada. También es posible que esté haciendo la transición a otro número de siestas y aún no lo hayáis identificado.
Si tu peque siempre ha dormido bien sus siestas y ahora las pelea o, cuando por fin consigues que se duerma, estas sólo duran 15-20 min, despertándose demasiado rápido, seguramente esté atravesando la transición hacia una siesta menos.
Deberás adaptar sus horarios, aumentado el tiempo de sus ventanas de sueño, pero favoreciendo que haga siestas largas y reparadoras. Además, es posible que, durante estos días, tengas que acostarle más pronto de lo normal.
Está atravesando alguna regresión de sueño
Las regresiones de sueño se caracterizan por un empeoramiento del sueño nocturno y de las siestas, luchando mucho el momento de conciliación y aumentando los despertares.
Estas suelen coincidir con la conquista de hitos del desarrollo importantes o con picos de ansiedad por separación.
Si crees que tu peque está atravesando una regresión de sueño, lo ideal es que no elimines ninguna siesta, ya que, aún las necesita, y que mantengas mucho la constancia de sus horarios y rutinas.
Si quieres saber más sobre cada regresión de sueño y cómo abordarlas, en este artículo lo hablamos de forma más detallada.
Necesita mucha ayuda para conciliar el sueño
Cuando un bebé no sabe conciliar el sueño de forma autónoma en la noche, esta tarea suele complicarse aún más durante el día, el cual se caracteriza por estar lleno de estímulos, algo más de luz y ruido, y la ausencia de la ayuda de la melatonina.
Ante esta situación, debemos darle a nuestro peque herramientas para poder conciliar el sueño lo más independiente posible y, al mismo tiempo, acompañarle y darle el apoyo que necesite hasta que lo consiga hacer por sí mismo, evitando así que se sienta solo y desprotegido.
Conclusión
Las siestas son de suma importancia para tener un peque descansado, contento y con ganas de explorar el ambiente que le rodea el resto del día.
La falta de siestas adecuadas en el día afectará seguro al sueño nocturno, aumentando los despertares nocturnos, desvelos y despertares tempranos.
Encontrar la causa por la que nuestro peque está luchando las siestas y proporcionarle una buena rutina y ambiente de sueño serán las claves para el éxito.
Si no sabes cómo solucionar el problema de las siestas con tu peque y necesitas ayuda, puedes pedir tu cita informativa justo aquí abajo.
¿Puedo ayudarte?
Soy Emma Salado, matrona y coach de sueño infantil.
¿Tu bebé no duerme bien? ¿Estás preocupada y no sabes qué más hacer? ¿Sus problemas de sueño están afectando a toda la familia?
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