5 motivos por lo que mi hijo no quiere irse a dormir

Muchos padres han asumido que a su hijo es imposible llevarle a dormir pronto. Y es que hay peques que se resisten mucho a la hora de dormir.

Introducción


De manera natural, niños y adultos estamos preparados para seguir los ritmos circadianos de acuerdo a la luz solar.

Las dos hormonas que afectan más el sueño son:

  • La melatonina: es la hormona que induce al sueño. Su pico máximo de melatonina se da lugar entre las 18 y 20 horas de la tarde
  • El cortisol: es la hormona que nos mantiene despiertos. Comienza a segregarse a partir de la 5 de la mañana

Siguiendo este patrón hormona, es lógico entender que de manera natural, el cuerpo de nuestros peques está preparado para acostarse pronto y madrugar.

Por tanto, si aún te quedan ganas de intentar que tu peque siga su ritmo natural y se duerma pronto, a continuación de dejo los 5 elementos que pueden influir en la consecución de tu objetivo.

Horarios inadecuados 


Idealmente debemos acostar a nuestros peques pronto para aprovechar el pico de melatonina en su cuerpo. Si les acostamos a esta hora nos será más fácil que acepten irse a dormir y luchen menos por dormirse.

Pero debemos aceptar que si les acostamos pronto también madrugarán bastante. Podemos calcular 11 horas desde la hora en la que les acostamos y esa será su hora de levantarse.

Estos dos momentos del día son esenciales para mantener un buen ritmo circadiano y aprovechar al máximo las oportunidades fisiológicas del organismo de nuestros peques.

Por último, deberemos adaptar un buen horario y duración de las siestas en el día en función de su edad, ajustando las ventanas de sueño y estando atentos a sus señales de sueño.

Falta o exceso de actividad


Es necesario mantener una actividad adecuada durante el día, que le ayude a gastar toda la energía que tiene acumulada. Pero, por otro lado, es necesario que la última parte del día no haya un exceso de ejercicio físico o exceso de actividad.

Durante el ejercicio físico se liberan hormonas como la dopamina, serotonina y endorfinas. Estas hormonas son clave para el buen humor durante el día y el descanso nocturno, ya que, algunas de ellas como ocurre en el caso de la serotonina se convierten en melatonina.

Exceso de estimulación


Debemos procurar un ambiente tranquilo al menos los 90 minutos previos a acostar a nuestro peque.

Esto implica:

  • Eliminar todos los juguetes con luces intermitentes o sonidos estimulantes
  • Disminuir la luz y bajar la intensidad de la luz para el último tramo de la tarde
  • Eliminar cualquier tipo de pantalla, como móviles, tablets o TV, ya que la luz azul inactiva el pico de melatonina tan necesario para que nuestros peques se sientan cansados y con ganas de irse a la cama

Ambiente nocturno inadecuado 


Al hilo con el punto anterior, es necesario que el ambiente del sueño de nuestro peque sea adecuado.

Una habitación ordenada, donde no haya juguetes por medio ni exceso de estimulantes produce una gran calma a nivel emocional.

Es necesario proporcionar luz tenue durante los últimos minutos antes de dormir y oscuridad total una vez que sea el momento de dormir.

También es importante conseguir silencio y, si esto no fuera posible, proporcionarle ruidos blancos que amortigüen el ruido exterior y les ayuden a calmarse.

Rutina que no funciona o falta de ritual 


Por último, pero no por eso menos importante. Es ESENCIAL, encontrar una rutina que os funcione.

No a todas las familias les funciona lo mismo. Por ejemplo, algunas familias bañan antes de cenar y otras al revés y otras no bañan todos los días.

Lo importante es que cada familia encuentre una rutina que les funcione, que sea siempre igual, predecible para el peque y que contenga actividades que bajen las revoluciones y vayan preparándole para la noche.

Por otra parte, es muy importante que exista un ritual de 10-15 minutos antes de dormir. Esta es la última actividad que va a realizar nuestro hijo. Se hace ya en su propia habitación y con el papá, mamá o persona que se vaya a encargar de dormirle. 

Algunas de las actividades que os propongo para este ritual pueden ser: cuentos, canciones, masajes, proyector de estrellas, acostar a los muñecos haciendo rol-playing y muuuuuchos besos y abrazos antes de dormir.

Conclusión

De manera natural, nuestros hijos están preparados para acostarse pronto. Además, el ritmo frenético que llevamos junto a ellos durante todo el invierno les hace madrugar mucho y debemos proporcionarles las suficientes horas de sueño nocturno para que descansen lo suficiente y puedan rendir en el día.

Si tienes un peque que está acostumbrado a dormirse muy tarde y lucha mucho la hora de irse a dormir, vigila todos los elementos de los que hemos hablado anteriormente y trata de introducir cambios progresivamente y de manera gradual.

A veces, es necesario ir moviendo la hora progresivamente y no de un día para otro. De esta manera, luchará menos los primeros días y conseguirás llevarle a dormir sin enfados ni llantos.

niño jugando para no dormirse

Emma Salado, coach sueño bebé

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Soy Emma Salado, matrona y coach de sueño infantil.

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