¿Cómo afecta la contaminación lumínica en el sueño?
Vivimos rodeador de luz artificial. Esto es una realidad con la que debemos convivir, pero debemos ser conscientes de cuánto puede afectar a nuestro sueño y el de nuestros peques.
Hace miles de años…
Venimos genéticamente preparados para adaptarnos al ritmo de luz y oscuridad que marca el sol.
Nuestro cuerpo comienza a prepararse para dormir cuando comienza a atardecer y las luces del sol se vuelven naranjas y rojizas. Como mucho, nos juntábamos alrededor del fuego (también de ese mismo tono anaranjado) a escuchar historias y socializar.
Pero en 1879 Edison descubrió (o mejor dicho patentó) la bombilla eléctrica y revolucionó el mundo.
A partir de este momento, nuestro cerebro comenzó a perder la diferencia entre cuándo es de día y cuándo es de noche, ya que a través de los ojos continúa recibiendo luz azul (que es la luz solar por la mañana).Actualmente no nos sentamos alrededor de ningún fuego a escuchar historias donde socializamos sino que nos exponemos (de forma individual y sin socialización) a pantallas que generan una gran fuente de luz azul (la luz del sol por las mañanas).
Tipos de contaminación lumínica
Es la producida por una luz artificial mal utilizada. Se define como “el flujo luminoso de fuentes artificiales nocturnas con intensidades, direcciones o rangos espectrales innecesarios para la realización de actividades previstas en la zona u hora donde están instaladas”
Así, podemos diferenciar 2 tipos:
- Exterior: nos viene de la calle y es la producida por las luces de las farolas, edificios, carteles luminosos de comercios… Es importante entender que este tipo de contaminación tiene un gran impacto sobre la biodiversidad: afecta a nuestro medioambiente y al desarrollo de muchas especies que ven dificultado el proceso de reproducción y supervivencia. Por ejemplo, la polinización nocturna se ve muy afectada por la luz artificial y tiene consecuencias negativas para el éxito reproductivo de algunas plantas, reduciendo sus frutos y afectando así, a la supervivencia de algunas especies animales.
- Interior: es la que nosotros producimos en nuestras casas. Actualmente, la producimos a través de la tecnología. Cualquier tipo de pantalla genera luz azul, unido al resto de bombillas de la casa, generan una gran fuente de luz artificial que mantenemos durante horas justo antes de acostarnos.
¿En qué puede afectar la contaminación lumínica a los niños?
Muchas de las funciones de nuestro organismo obedecen a un ritmo circadiano. La hormona encargada de detectar los ciclos de luz-oscuridad es la melatonina que es producida por la glándula pineal. Según las señales de esta hormona, el cuerpo adapta los procesos biológicos.
En la Conferencia Internacional Artificial Ligth at Nigth 2020, donde se reunieron científicos de todo el mundo para tratar este tema se llegó a la siguientes conclusiones: “La elevada exposición nocturna a fuentes luminosas genera cansancio, nerviosismos y puede ocasionar trastornos del estado de ánimo como depresión, al perturbar el ciclo de luz-oscuridad. Parece, además, existir una relación entre la contaminación lumínica y mayor riesgo de patologías como diabetes, obesidad y cáncer.”
En este caso, las conclusiones hablaban en general, de adultos, pero imaginad qué más se puede afectar en un organismo menos maduro y sensible a cualquier cambio como es el de los niños.
¿En qué puede afectar la contaminación lumínica a los niños?
Debemos saber que la mácula (parte del ojo que detecta la luz) no se desarrolla por completo hasta los 4 años de vida, por tanto, deberíamos evitar hasta esta edad una exposición a luces artificiales directas en el ojo, sobre todo la procedentes de pantallas.
Atendiendo a los cambios hormonales que se ven afectados en los adultos por las luces, sabemos que, en los niños, la luz artificial disminuye hasta en un 80% secreción de melatonina.
Ya hemos hablado de que la melatonina es la hormona encargada de indicar al organismo que se prepare para dormir y si esta secreción se ve afectada sabemos que nos encontraremos con:
- Problemas para conciliar el sueño al principio de la noche.
- Más despertares nocturnos y desvelos.
- Menor tiempo de sueño total en la noche.
- Peor capacidad de aprendizaje.
- Problemas de conducta y sociabilización.
Además, durante el sueño se producen la síntesis de determinadas hormonas como la hormona del crecimiento o la lectina y la grelina (que producen saciedad y apetito respectivamente. La síntesis inadecuada de estas 3 hormonas está relacionada con la obesidad y los problemas de memoria, aprendizaje etc.
Recomendaciones por edad sobre las pantallas
Las pantallas desprenden luz azul y, por tanto, afectarán de manera notable a esa contaminación lumínica que tenemos en el interior de nuestras casas.
- Menores de 18 meses: no deberían estar expuestos a las pantallas. Excepcionalmente pueden exponerse para hacer videollamadas con familiares lejanos que no puedan ver a menudo
- De 18 a 24 meses: máximo 1 hora al día, a ser posible en presencia de un adulto.
- De 2 a 5 años: máximo de 1 hora. Especialmente en esta edad necesitan contacto con el mundo real: socialización, actividad física y creatividad.
- En los adolescentes: se deben evitar las últimas horas del día para no retrasar aún más su reloj biológico.
Además, se recomienda que los dormitorios tanto de nuestros hijos como los nuestros propios deberían ser libres de tecnología: móviles, pantallas, tablets, televisión.
Conclusiones
La exposición a la luz artificial está creciendo de manera exponencial en los últimos años.
Debemos buscar un equilibrio entre nuestras necesidades sociales y laborales y nuestras necesidades biológicas en cuanto a la exposición a la luz artificial se refiere.
La exposición prolongada puede tener consecuencias graves para la salud nuestra y de nuestros hijos.
El hecho de que no se produzca esta afectación en el momento de la exposición, nos hace pensar que no hay una relación directa pero, científicamente esta demostrado que la contaminación lumínica tiene graves consecuencias para la salud medioambiental.
¿Puedo ayudarte?
Soy Emma Salado, matrona y coach de sueño infantil.
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